sábado, 17 de septiembre de 2011

TOTA (por Kintto Lucas)

TOTA (por Kintto Lucas)

Montevideo, 1986.
"¿Dónde está el olvido? ¿Quién habla de esperas?/ Que aquí yo la busco sea como sea/ adiós al cansancio, adiós a los años/ adiós las mentiras, adiós los engaños". Los versos de Rubén entran por sus oídos, por su mente, por su piel, andan por todos los rincones de la casa, por todas las esquinas del barrio, por todos los barrios de su Montevideo, por cada lugarcito de un país que espera... Los versos entran como hace tiempo, se pasean por su pensamiento, y se hacen amigos de los recuerdos que, son como imágenes en la mirada, son gorriones que quieren volar. Ella piensa en la vida caminada, que es como pensar en Elena, que es como pensar en la bruma que invadió el país, que es como pensar en tantas sonrisas que se marcharon, tantos corazones, tantas miradas. Y piensa cuando la guerra civil española, cuando París fue bombardeada, cuando el mundial del 50, cuando su casamiento, cuando Elena se hace maestra, cuando las marchas, cuando los enfrentamientos con la policía, cuando el país comienza a caerse, cuando llegan los uniformes. Y piensa cuando corría 1976 -tiempo del no se puede decir, no se puede reunir en las esquinas, no se puede...-, cuando Elena queda tras los fierros, cuando ya nadie da razón de su paradero... Y piensa cuando empezó a caminamundear por su hija, que en realidad era por todos los hijos... Cuando crece, cuando florece, cuando remonta de sus cacerolas, cuando se hace madre de muchos... Y piensa, cuando la huelga de hambre por la amnistía general... cuando cada viernes, junto a las otras madres, en la Plaza Libertad, mantiene la foto de Elena. Cuando otros versos se hacen mundo en el aire montevideano: "Volverá la alegría/ a enredarse con tu voz./ A medirse en tus manos/ y a apoyarse en tu sudor./ Borrará duras muecas pintadas/ sobre un frágil cartón de silencio/ y en aliento de murga saldrá:/ a redoblar, a redoblar, a redoblar muchachos la esperanza/ que su latido insista en nuestra sangre para que esta nunca olvide su rumbo./ Porque el corazón no quiere entonar más retiradas".
Y piensa, sigue pensando... como quien no quiere dejar de lado los pedacitos de recuerdos que lleva a cuesta, y se acostumbra a quererlos y derramarlos una y otra vez entre la gente... La vida y la memoria siguen caminado juntas...
María Almeida de Quinteros. Más conocida como Tota, nació en 1918, en un barrio de Montevideo de origen obrero.
Se casó a los 26 años y tuvo una hija a la que dio el nombre de Elena. A pesar de la humildad del hogar, con el apoyo de sus padres Elena siguió los estudios de maestra. Allí comenzó su pelea por una educación mejor, pero un régimen autoritario se iba imponiendo, y llegó la dictadura... En 1976 Elena Quinteros fue detenida y torturada. Intentando escapar argumentó un supuesto contacto con un compañero en un lugar cercano a la embajada de Venezuela. Hasta allí la condujo el personal de inteligencia. Elena saltó el pequeño muro y se introdujo en la embajada. Sus custodias corrieron atrás. Los funcionarios de la embajada pelearon para que no la sacaran de territorio venezolano, los policías forcejearon y se la llevaron. Después nadie dio razón de su paradero. Allí comenzó el trajinar de Tota en busca de su hija.
Luego de un intenso caminar denunciando la realidad que vivía el país durante la dictadura, regresó a Uruguay en 1984. Pero el autoritarismo todavía no se terminaba. Junto a otras madres de desaparecidos formó el Comité de Familiares de Desaparecidos, y realizó (a pesar de sus 66 años) una huelga de hambre pidiendo la amnistía para los presos políticos y el regreso a la democracia.
En 1989 se eligió concejal de Montevideo, y allí comenzó otra lucha, caminando barrio por barrio, juntándose a los que no tienen casa, a los desocupados, saliendo a las calles con la gente, siempre dispuesta a recibir el reclamo de los habitantes de la ciudad y brindarles ayuda.





 

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